jueves, 7 de agosto de 2014

UNA CORONA DE ROSAS DE LA FAMILIA..UNA ORACION COMPARTIDA

FAMILIA EN ORACION...AL ENCUENTRO CON JESUS...CORONA DE ROSAS PARA MAMA MARIA....
Había transcurrido mucho tiempo desde que dejamos de orar TODOS JUNTOS EN FAMILIA, y el rezo del rosario llego a constituirse en un rezo propio de las personas muy mayores de casa, lo rezaban en algunas reuniones de grupo de oración o cuando era en sepelio.  Los pequeños no participaban del mismo a fin de "no causar inconveniencias ni distracciones". 
Los hijos crecían, asumían responsabilidades y realizaban  diferentes actividades y obligaciones, en diferentes horarios, y muy pocas veces se compartían momentos comunes… La vida nos iba conduciendo a diversos vaivenes, y los problemas del día a día nos envolvían, ya se agregaban problemas típicos de la edad, adolescencia, juventud, estudios, proyectos, afanes, sueños, inquietudes, nuevas responsabilidades, y el rezo en comun se distanciaba, incluso la oración de pareja. Mis hijos intensificaron su ritmo de vida, y encontrar un ambiente de calma, paz, se hacía imposible, hasta que la situación se agravo en un extremo que requería un alto, un freno, un llamado a detenernos y empezar a mirarnos como FAMILIA, a COMUNICARNOS COMO FAMILIA… y es ahí que se nos presenta LA NECESIDAD DE ORAR JUNTOS, COMO HACERLO?, la respuesta nos la dio nuestro recordado Juan Pablo II,  «Muchos problemas de las familias contemporáneas, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar JUNTOS, y más rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima, la imagen de una FAMILIA, PADRE, MADRE, HIJO…José, María y Jesús.
Y la respuesta se dió precisamente, cuando más envueltos en este mundo nos encontrabamos; nuestros hijos,  empezaron a participar en grupos parroquiales  y con ello la motivación en la continuidad de rezo, poco a poco se logró la tranquilidad que ansiábamos, la salud espiritual de nuestra familia.  Establecimos un horario, un día, un espacio compartido en familia, un aprendizaje básico, inicial, y luego una aceptación general que este rezo retroalimentaba a nuestra familia de renacientes concepto de FE, CONFIANZA, ESPERANZA Y AMOR. Y nos renovaba  fuerzas para enfrentar las situaciones que se nos presentaran… Luego fuimos descubriendo, que esta práctica se convirtió en un elemento esencial de nuestras vidas, y es más, cuando más dificultades afrontaba la familia, más fuerte se hacía nuestro rezo, y eso a su vez, mantenía a la familia más fuerte, más unida…”El orar juntos,  es una fuente de bienes para todos, pues atrae la misericordia del Señor sobre el hogar”.  En ocasiones, después del rezo del Rosario, compartíamos un lonche, o una merienda dulce, porque sentíamos que este momento de oración compartido nos llenaba de felicidad, y lo celebrábamos con un dulce compartir alimenticio.  En algunas ocasiones, se ha dado la hermosa oportunidad de compartir el rezo del Rosario con FAMILIAS AMIGAS y ello ha motivado  nuevas alegrías y disfrutes… Es así que el Rosario que "es una corona de rosas" se fue constituyendo en un símbolo de alegría.  La costumbre de orar fue haciendose parte nuestra, y se agregaron las bendiciones de los alimentos, bendiciones a nuestros hijos, oraciones de agradecimientos por las maravillas que obra el Señor, los frutos de su amor, por su presencia activa en nuestras vidas, por lo que esta haciendo por cada uno de nosotros y por todos como Familia.
CIERTO ES:
Para los católicos el mejor sitio para que los niños aprendan a amar y a rezar es el hogar, y las necesidades, las obligaciones y el trabajo en la actual situación condiciona severamente al matrimonio y a la familia, pero que es obligación de todos evitar que se afecte la comunicación y el amor entre sus miembros. La oración en la familia es importante y se integra como elemento vital en los hábitos, actitudes, conductas y decisiones que desarrolla la familia haciéndola más consciente del amor a Dios  y de la amorosa presencia maternal de María Santísima, que se transforma en hechos y testimonios de fé.

En la Carta Apostólica "Rosarium Virignis Mariae"  de Sn. Juan PabloII, nos dice que  el ROSARIO ES UNA ORACIÓN ORIENTADA POR SU NATURALEZA HACIA LA PAZ, por el hecho mismo de que contempla a Cristo, Príncipe de la paz y «nuestra paz» (Ef 2, 14).   ES ADEMÁS ORACIÓN POR LA CARIDAD al favorecer el encuentro con Cristo en sus misterios, muestra también el rostro de Cristo en los hermanos, especialmente en los que más sufren. Es una invitación insistente y comunitaria, a "orar siempre sin desfallecer" (Lc 18,1). Además, es una ORACIÓN DE LA FAMILIA Y POR LA FAMILIA. La familia que reza unida, permanece unida, pues al rezarlo la familia contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. LA FAMILIA QUE REZA UNIDA EL ROSARIO REPRODUCE UN POCO EL CLIMA DE LA CASA DE NAZARET: JESÚS ESTÁ EN EL CENTRO, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos a los hijos, las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza, la fuerza para el camino. REZAR CON EL ROSARIO POR LOS HIJOS, Y MEJOR AÚN, CON LOS HIJOS, ES UNA AYUDA ESPIRITUAL QUE NO SE DEBE MINIMIZAR, porque es un tesoro que se debe recuperar.."es dulce cadena que nos une con Dios."  El Rosario es oración cristológica y mariana. Rezando el Rosario, recordamos, meditamos o  contemplamos la vida de Jesús por medio de María, con Ella y en Ella. Son los misterios gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos que nos permiten ver a Cristo con el corazón y la mirada de su Madre. María nos lleva a Jesús, y Jesús nos lleva a María.
La oración al interior del seno familiar es un factor de cambio muy importante, que ayuda a superar los momentos difíciles e introducir el mensaje de Dios en cada momento de nuestras vidas.  Estos momentos de oración compartida en familia tiene que convertirse en una actividad normal, pero respetando sus ritmos y sus momentos. El primer paso lo tiene que dar la pareja aprendiendo a orar ellos juntos. Una oración en pareja, sencilla, normal, sin demasiadas complicaciones, hace bien a la pareja creyente y es la base para asegurar la oración en los hijos.  Cuando los hijos ven rezar a sus padres en el hogar, captan la importancia de esos momentos y perciben la presencia de Dios en el hogar.   Cada familia tiene un estilo propio y ha de encontrar el modo concreto de integrar la oración en la vida del hogar.  De esta forma, la oración compartida en familia debe darse no tan sólo  en los familiares domingos, sino que debe ser extensiva a todos los momentos importantes de la familia, como pueden ser el agradecer por un cumpleaños o aniversario de bodas, rogar por la salud, por la pérdida de un ser querido, por necesidades de toda índole, por conversión de una persona, por momentos de angustia, soledad,  miedo, protección, en fín todo aquello que debemos dejar  confiadamente a las manos de Nuestro Señor en el diálogo amable y filial de oración.  En todos esos momentos, Cristo toca la puerta de los corazones y quiere estar presente en medio de nuestra familia. LA ORACION NOS DA EL CAMINO PARA LLEGAR AL CORAZON DE JESUS..y es más, ES EL MISMO CAMINO POR EL QUE JESUS ENTRA A NUESTROS CORAZONES, A NUESTRA FAMILIA.

 ¡ Gracias Señor, por permitirnos experimentar la maravilla de tu Amor
Gracias Señor, por hacernos crecer en Amistad,
Gracias Señor, por hacernos sentir el calor de un Hogar
Gracias Señor por hacernos FAMILIA
Gracias por estar con nosotros!
! CONFIAMOS QUE SIEMPRE ESTAS A NUESTRO LADO,
QUE ERES NUESTRA ROCA FIRME, BALUARTE SEGURO!
..EN TI CONFIAMOS SEÑOR...
 

  

 

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