sábado, 9 de agosto de 2014

EL DIA DE MI ENCUENTRO PERSONAL CON JESUS

MI PRIMERA COMUNION...
Viendo fotos de la Comunión de mis Hijos, se me vinieron a la mente, imágenes de mi primera comunión, un tiempo pasado, un tiempo que yo casi siempre quiero recordar no sé si porque fue mejor o peor, pero esencialmente porque existió formando parte de mi vida. Aquellos tiempos eran distintos a los de ahora. Tiempos difíciles y economías familiares que no dejaban lugar para gastos “especiales”, como muy bien podría ser la celebración de la primera comunión de un hijo. Durante un año me estuve preparando para ese gran día…EL DIA DE MI ENCUENTRO PERSONAL CON MI JESUS. Durante la semana, en el horario de clases del Curso de Religión, venían catequistas, y en algunas ocasiones el Sacerdote que iba a oficiar la Ceremonia. Mi hermano también se estaba preparando, pero él lo hacía en su colegio de varones. Durante el tiempo de preparación para la Primera Comunión habían reuniones con los papás de los comulgantes sobre el significado de la Eucaristía y su situación respecto a la vida de la comunidad, los propios padres debían presentar a sus hijos a la Mesa del Señor, siempre y cuando ellos comulguen ese día con sus hijos. Mi mamá me acompañaba en las reuniones.
El día anterior a la ceremonia me prepare con unas lecturas que nos dieron con anticipación, y efectué junto con mis compañeras mi primera Confesión.  Me sentía sumamente emocionada, tanto que a mis 8 años recién cumplidos me dormí temprano y no percibí el ambiente de preocupación que reinaba en mis padres.  Y era que papá estaba preocupado por que le habían fallado en pagarle trabajos pendientes, y por ello, ese día previo a la ceremonia, no contaban con los recursos económicos para poder adquirir el vestido adecuado para la ceremonia, y mucho menos los implementes correspondientes…Ahora lo entiendo, porque después mis padres me contaron todo lo acontecido antes y durante este recordado día.  Mamá como siempre era su apoyo y la que le brindaba la serenidad para enfrentar estas situaciones, y le aconsejo que se acostara para al día siguiente  a primera hora conseguir lo necesario.  Así fue, yo aún dormía, pero papá salió a efectuar nuevos trabajos, y lo hizo tan rápido que lograron pagarle pero antes, le alcanzaron algo de lo que le debían, así que papá llegó a casa corriendo y le dio a mi mamá y le dijo. “VÉ, QUE PUEDES HACER”..Y MAMA SALIO INMEDIATAMENTE.  Cuando al rato regresa, traía un paquete, era un bonito vestido blanco, sencillo con bonitos encajes, para mí, ¡EL MAS BELLO!  lo dejó en la cama, me despertó y me lo probó…¡está perfecto!…Luego me contaría que, cuando estaba saliendo se encontró con su amiga vecina que el día anterior había alquilado ese vestido para su niña que hizo su ceremonia el día anterior y antes de devolverlo , se lo prestó a mi mamá… en el camino, me compro un Misal, mi primer rosario, una vela con blonda, y una hermosa Azucena.  El vestido tenía un cinturón que sujetaba una bolsita muy bonita para poner las estampas… En mi caso, no tenía, porque no se habían preparado, entonces mi mami me dijo, que ahí coloque caramelos , y sacó  una bolsita con muchos de ellos, y me dijo que cada vez que me regalen una estampita la guarde ahí, y que yo en agradecimiento les regale caramelos…Y me gustó tanto la idea,  que feliz guarde los caramelos en esta bolsita…Mi papá limpio mis zapatos muy  bien,  mi mami me puso en la cabeza un listón con flores blancas pequeñas, y salimos con mi  hermano porque ese día él también iba a realizar su ceremonia  con su pantalón azul y su camisa blanca. Yo estaba muy feliz, y en el camino, muchas amigas de mi mamá la saludaban y ví a mi mami muy feliz… Llegamos bien a la hora, y compartimos la ceremonia.  Mi mamá fue mi madrina, y comulgo junto conmigo ese bello día.  Hubo una misa solemne, muy especial. Primero renovamos nuestros votos bautismales, y una ceremonia dedicada exclusivamente para nosotras que recibiríamos a Jesucristo por primera vez.  La comunión fue el momento culminante de la ceremonia, ahí el sacerdote se nos acercó y pronuncia las palabras «El Cuerpo y la Sangre de Cristo» a lo que respondí “Amén”. En ese momento además de recibir a Jesús, nos unimos con alegría y amor a toda la Iglesia, a todos los cristianos.  Después de la comunión, en silencio, agradecí a Jesús, todo lo que me ha dado: la vida, la fé, mi familia, el precioso don de la Eucaristía; pidiéndole perdón por todas las ocasiones en que no me comporte bien y pidiéndole  que me ayude a ser cada día mejor. Cuando termino la ceremonia, me regalaron muchas estampitas, y yo repartí muchos caramelos. Sin embargo dentro de la sencillez, el ambiente se impregnaba de una radiante felicidad y tanto los niños, como los que nos acompañaban disfrutábamos de una paz y una alegría que había deparado la venida del Niño Jesús al puro e inocente corazón del niño. Al salir, mamá nos llevó a un estudio fotográfico para que nos tomaran fotos, recuerdo que estaba sentada en un sillón rojo, y con muchas flores blancas a mi alrededor, y había un cuadro grande del corazón de Jesús, y yo miraba el cuadro, mis manos juntas, rodeadas por mi rosario y me sentí nuevamente muy dichosa.. Esa foto no se pudo recoger en la fecha prevista, y en el tiempo, lamentablemente ya no la encontraron…por ello no hay registros de fotos de ese momento, pero mantengo un registro emocional muy marcado de esos momentos muy guardados en mi corazón.  Luego de ello, no hubo fiesta ni torta ni regalos en casa, pero si papá nos trajo unos pastelitos que mamá nos sirvió con leche… Fue la mejor celebración… para nosotros, ese día de nuestra primera comunión, fue un día muy especial y enormemente deseado pues recibimos en nuestros corazón por vez primera al Niño Jesús. Y esto, sencillamente, era suficiente para que la alegría invadiera nuestras vidas.
CIERTO ES :
La Primera Comunión de nuestros hijos puede aprovecharse también como un puente que nos lleve a nuestra propia niñez, es buena ocasión para saborear nuestro primer encuentro espiritual con Dios Padre, y renovar nuestra Fe, como testimonio para nuestros hijos. El valor de la PRIMERA COMUNION, es el mismo para la segunda, tercera, y las sucesivas porque más allá de la natural ilusión por lo novedoso, tenemos que transmitirles que es tan importante la primera  como las que siguen, porque en ellas recibimos la fuerza contínua para seguir creciendo en FE, ESPERANZA, CARIDAD y demás dones espirituales que nos ayudaran a ser el HIJO SOÑADO DE DIOS. 

Nuestro Papa Francisco en un diálogo con los niños que recibirían su Primera Comunión, dijo que “Jesús camina con nosotros, nos ayuda, nos guía. Y también Jesús nos da la fuerza para caminar. Nos sostiene en las dificultades,  camina con nosotros en la vida y Jesús viene a nuestro corazón. Caer en la trampa del consumismo o hacer de la Primera Comunión un acto social, por encima de todo, sería confundir al niño, hacerle dudar de para qué se ha estado preparando durante todo ese tiempo. “¡Ay de quien escandalizare a uno de estos pequeños...!” es una dura observación de Jesús que denuncia una cultura consumista que roba artificialmente al niño su inocencia que por medios sugestivos y de forma continua y agresiva arrojan al niño a una apertura de valores exteriores superfluos, disminuyendo o en muchos casos anulando en gran manera el valor espiritual de la ceremonia.  Hacer fiesta sí, porque el acontecimiento lo requiere y la alegría se comparte con los más allegados; pero nunca de tal forma que ahogue el verdadero motivo de la misma: que Jesús, el amigo que nunca falla, viene por primera vez a su corazón. Y  JESUS desea tener una relación personal con cada uno de los más pequeños. Las Primeras Comuniones de nuestros niños nos recuerdan el ideal evangélico de hacernos como niños, con toda su sencillez y pureza, en el seguimiento de Cristo. En algunos casos, la soberbia del adulto es un obstáculo mucho mayor que la inmadurez del niño. Los niños, son signo de Dios, y el camino del que Dios se está sirviendo para que muchos adultos puedan descubrir el don de la Eucaristía, y con ello,” Encontrarnos con Jesús”.

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