Los
recuerdos familiares nunca se escriban formalmente y es una pena, porque todos
deberíamos registrar de algún modo nuestro paso, y el de nuestros familiares
por la tierra. En toda historia familiar existen las anécdotas familiares
grandes y pequeñas que han convertido en personaje épico a más de uno de
nuestros antepasados, una historia que revela de donde proceden sus miembros e incluso de donde surgen sus sueños y aspiraciones,
vinculados a los infaltables objetos guardados en una maleta vieja o en una
caja que huele a humedad: cuadernos escolares, prendas tejidas, primeros
juguetes, cartas, documentos de identidad, certificados de estudios, FOTOS,
etc.
Ellos se constituyen en un registro de la memoria familiar que guardan los
recuerdos de los momentos vividos en familia. De hecho no todos los registros
los podemos conservar y todos los días perdemos una historia importante, un
nexo vital con nuestro pasado, que podría aumentar nuestros rasgos de identidad
hoy y representar parte de nuestro legado para el futuro.
Por ello crece la
importancia de la PROPIA HISTORIA FAMILIAR, sea escrita o transmitida oralmente
y que se actualizara en cada generación dándole sentido a sus tradiciones e
incluso a su herencia familiar..
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