UN APAPACHO DE DIOS…
En estos últimos días las palabras
salud y curación, paciencia y esperanza, afecto, amor, han sido muy notorias y es que en algún
momento de nuestra vida, hemos sufrido un accidente o enfermedad. La salud es atacada y no todos la vivimos
igual.
Meses atrás, un familiar muy querido
fue intervenido quirúrgicamente y aún está en un proceso de recuperación...
Recientemente un vecino le practicaron
una operación y ya está nuevamente atendiendo sus actividades normales...
Una querida amiga está reiniciando sus
controles médicos para evitar que se manifieste nuevamente un grave problema
anterior de salud…
Una semana atrás mi vecina, una muy buena amiga, tuvo que ser
operada de los pies quedando imposibilitada de caminar por tres semanas. Estaba atendida por sus familiares, su esposo salía a trabajar temprano, su hija
casada venía a verle de tanto en tanto y estaba apenada porque su segunda hija
que estaba fuera del país se le presentaron problemas para viajar y
acompañarla. Como le era inconveniente recibir visitas, nos comunicábamos por
teléfono, y un día me comento que se
sentía a veces sola…
Esa tarde del grupo de oración de la Legión de María,
me trajeron la imagen de Nuestra Madre Santísima que les había pedido para que
recorra los hogares de mis vecinas y reúnan a sus propias familias en oración…
Al día siguiente le hago llegar a mi
querida amiga la imagen de la MAMAMARIA
y le digo:”ha venido a visitarte para acompañarte y no te sientas sola,
la mejor compañía”…
Esa misma noche, viene de tránsito
desde México una dulce Hermanita del Instituto Religioso San Juan Bautista,
quien seguía viaje a Argentina a primeras horas del día siguiente. Y para felicidad y sorpresa nuestra, nos trae la imagen de
MAMAGUADALUPE, del mismo Santuario Guadalupano…
Al siguiente día, la MAMAMARIA siguió
su recorrido, y está visitando las casas una a una de mis amigas vecinas…
Esa misma tarde, tuve un accidente en
casa, a pesar de lo traumático de la situación, me sentí en todo momento
acompañada y fortalecida por MAMAMARIA… la tenía en casa, en el área
de urgencias del Hospital
también... luego estando echada
en la camilla volteo la cara y me encuentro con su hermoso rostro en un cuadro
colocado en la pared del área de traumatología… y en mi mano sana, el rosario y apretando la
cruz obtenía la fuente de mi fortaleza…
Hoy nuevamente, converse con mi amiga,
y está muy bien, mejorando de a pocos, y muy feliz, porque dentro de dos días
viene su hija del extranjero y se queda unos días para atenderla, justo en el
tiempo que precisa una compañía para su terapia…y es que DIOS TODO LO HACE
PERFECTO Y PRECISO…ESTE ERA EL MOMENTO CONVENIENTE PARA QUE SE REUNAN MADRE E
HIJA Y PUEDAN COMPARTIR…
Retoma fuerza la frase conocida” Toda
enfermedad acaba tarde o temprano, pero debemos plantearnos si somos lo
suficientemente fuertes como para superarla”...
En estos días me he visto sumergida en
un mar de nuevas experiencias en mi vida, muy apapachada por mi esposo e hijos,
querida por familiares y afectos dulces de amistades. Me cautivo y motivo el
conocer la historia de un Santo, el Doctor Dr. Giuseppe Moscati quien fuera canonizado el 16 de octubre de
1987 por San Juan Pablo II, un médico que demostró que dar de corazón
reconforta el alma y engrandece el alma y el espíritu. También vimos la
película La Teoría del Todo, de la cual puedo rescatar como valor esencial que
el amor lo es todo, la esperanza lo es todo...
Estos días, fueron momentos fuertes, de
dolor, temor, impotencia, incomodidad, inseguridad, impaciencia; un brusco
detener de las actividades normales, a sentirse recortada en las capacidades y
habilidades usuales y simples. Pero a la
par, se incrementaron la sensibilidad a
las atenciones y demostraciones de afecto, de amor y comprensión,
consuelo, cariño, de manera física, emocional, espiritual y en todos los demás
aspectos que conlleva el apapachar, el acariciar con el alma… apapachos del
corazón. Nuestro espíritu se ha intensificado por la sentida presencia del
actuar de Nuestro Señor a través de muchas personas, familiares y amigos que
nos demostraron un afecto y preocupación, y ello ha obrado en nosotros, donde
unos y otros nos entrelazamos, nos protegemos, nos cuidamos, de no quedarnos solos
y sentir miedo, nos unimos en un todo, y nos percibimos como almas que se
relacionan con almas, el amor lo hace todo, porque DIOS ES MI TODO.
CIERTO ES:
El curarnos de una enfermedad o lesión
implica la recuperación de un estado anterior y esencialmente aprender a
convivir con lo que la enfermedad nos ha dejado. Sus marcas, sus aprendizajes y
sus imposibilidades. Nuestra actitud inicial nos lleva a mantener la confianza,
el reposo, la dedicación y la paciencia. Debemos asumir la realidad de nuestra
quebrada salud y a aprender a vivir en ese panorama real de nuestra salud, en
donde asumen un compromiso humano los
médicos, paciente, familia, amigos. Los médicos curan con sus conocimientos,
pero alivian más pronto a sus pacientes con el interés y afecto que ponen en
sus dolencias.
Juan Pablo II, Homilía en la Ceremonia
de Canonización del Doctor José Moscati, 16 de octubre de 1987 señalo: “El
móvil de su actividad como médico no fue, pues, solamente el deber profesional,
sino la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según
sus planes y para llevar, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece,
mitigando el dolor y haciendo recobrar la salud. Por lo tanto, se anticipó y
fue protagonista de esa humanización de la medicina, que hoy se siente como
condición necesaria para una renovada atención y asistencia al que sufre”. El doctor Moscati es un verdadero voluntario
del amor de Dios para los demás y su historia alienta la esperanza y llevan a engrandecer el alma y el
espíritu. Nos necesitamos para
curarnos, asumir el proceso con decisión y voluntad, y nadie se cura sin
amor. “No temas, pues yo estoy contigo;
no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido
tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido” – ISAIAS 41,10 DIOS MISMO NOS INVITA A TENER
PACIENCIA, ESPERANZA, OPTIMISMO. DEJEMOS QUE DIOS NOS APAPACHE…“Dejemos que
nuestro corazón se conmueva con la ternura de Dios; necesitamos sus caricias. Las caricias de Dios no producen heridas, las
caricias de Dios nos dan paz y fuerza, necesitamos las caricias de Dios.” -PAPA
FRANCISCO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario