jueves, 19 de marzo de 2015

UNA CARICIA DEL ALMA


UN APAPACHO DE DIOS…

En estos últimos días las palabras salud y curación, paciencia y esperanza, afecto, amor,  han sido muy notorias y es que en algún momento de nuestra vida, hemos sufrido un accidente o enfermedad.  La salud es atacada y no todos la vivimos igual.

Meses atrás, un familiar muy querido fue intervenido quirúrgicamente y aún está en un proceso de recuperación...

Recientemente un vecino le practicaron una operación y ya está nuevamente atendiendo sus actividades normales...

Una querida amiga está reiniciando sus controles médicos para evitar que se manifieste nuevamente un grave problema anterior de salud…

Una semana atrás mi  vecina, una muy buena amiga, tuvo que ser operada de los pies quedando imposibilitada de caminar  por tres semanas.  Estaba atendida por sus familiares,  su esposo salía a trabajar temprano, su hija casada venía a verle de tanto en tanto y estaba apenada porque su segunda hija que estaba fuera del país se le presentaron problemas para viajar y acompañarla. Como le era inconveniente recibir visitas, nos comunicábamos por teléfono, y un día  me comento que se sentía a veces sola…

Esa tarde  del grupo de oración de la Legión de María, me trajeron la imagen de Nuestra Madre Santísima que les había pedido para que recorra los hogares de mis vecinas y reúnan a sus propias familias en oración…

Al día siguiente le hago llegar a mi querida amiga la imagen de la MAMAMARIA  y le digo:”ha venido a visitarte para acompañarte y no te sientas sola, la mejor compañía”…

Esa misma noche, viene de tránsito desde México una dulce Hermanita del Instituto Religioso San Juan Bautista, quien seguía viaje a Argentina a primeras horas del día siguiente.  Y para felicidad  y sorpresa nuestra, nos trae la imagen de MAMAGUADALUPE, del mismo Santuario Guadalupano…

Al siguiente día, la MAMAMARIA siguió su recorrido, y está visitando las casas una a una de mis amigas vecinas…

Esa misma tarde, tuve un accidente en casa, a pesar de lo traumático de la situación, me sentí en todo momento acompañada y fortalecida por MAMAMARIA… la tenía en casa,  en el área  de urgencias del Hospital  también... luego  estando echada en la camilla volteo la cara y me encuentro con su hermoso rostro en un cuadro colocado en la pared del área de traumatología… y  en mi mano sana, el rosario y apretando la cruz obtenía la fuente de mi fortaleza…

Hoy nuevamente, converse con mi amiga, y está muy bien, mejorando de a pocos, y muy feliz, porque dentro de dos días viene su hija del extranjero y se queda unos días para atenderla, justo en el tiempo que precisa una compañía para su terapia…y es que DIOS TODO LO HACE PERFECTO Y PRECISO…ESTE ERA EL MOMENTO CONVENIENTE PARA QUE SE REUNAN MADRE E HIJA Y PUEDAN COMPARTIR…

Retoma fuerza la frase conocida” Toda enfermedad acaba tarde o temprano, pero debemos plantearnos si somos lo suficientemente fuertes como para superarla”...

En estos días me he visto sumergida en un mar de nuevas experiencias en mi vida, muy apapachada por mi esposo e hijos, querida por familiares y afectos dulces de amistades. Me cautivo y motivo el conocer la historia de un Santo, el Doctor Dr. Giuseppe Moscati  quien fuera canonizado el 16 de octubre de 1987 por San Juan Pablo II, un médico que demostró que dar de corazón reconforta el alma y engrandece el alma y el espíritu. También vimos la película La Teoría del Todo, de la cual puedo rescatar como valor esencial que el amor lo es todo, la esperanza lo es todo...

Estos días, fueron momentos fuertes, de dolor, temor, impotencia, incomodidad, inseguridad, impaciencia; un brusco detener de las actividades normales, a sentirse recortada en las capacidades y habilidades usuales y simples.  Pero a la par, se incrementaron la sensibilidad a  las atenciones y demostraciones de afecto, de amor y comprensión, consuelo, cariño, de manera física, emocional, espiritual y en todos los demás aspectos que conlleva el apapachar, el acariciar con el alma… apapachos del corazón. Nuestro espíritu se ha intensificado por la sentida presencia del actuar de Nuestro Señor a través de muchas personas, familiares y amigos que nos demostraron un afecto y preocupación, y ello ha obrado en nosotros, donde unos y otros nos entrelazamos, nos protegemos, nos cuidamos, de no quedarnos solos y sentir miedo, nos unimos en un todo, y nos percibimos como almas que se relacionan con almas, el amor lo hace todo, porque DIOS ES MI TODO.

CIERTO ES:

El curarnos de una enfermedad o lesión implica la recuperación de un estado anterior y esencialmente aprender a convivir con lo que la enfermedad nos ha dejado. Sus marcas, sus aprendizajes y sus imposibilidades. Nuestra actitud inicial nos lleva a mantener la confianza, el reposo, la dedicación y la paciencia. Debemos asumir la realidad de nuestra quebrada salud y a aprender a vivir en ese panorama real de nuestra salud, en donde asumen un compromiso humano  los médicos, paciente, familia, amigos. Los médicos curan con sus conocimientos, pero alivian más pronto a sus pacientes con el interés y afecto que ponen en sus dolencias.

Juan Pablo II, Homilía en la Ceremonia de Canonización del Doctor José Moscati, 16 de octubre de 1987 señalo: “El móvil de su actividad como médico no fue, pues, solamente el deber profesional, sino la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según sus planes y para llevar, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece, mitigando el dolor y haciendo recobrar la salud. Por lo tanto, se anticipó y fue protagonista de esa humanización de la medicina, que hoy se siente como condición necesaria para una renovada atención y asistencia al que sufre”.  El doctor Moscati es un verdadero voluntario del amor de Dios para los demás y su historia alienta la esperanza y  llevan a engrandecer el alma y el espíritu.   Nos necesitamos para curarnos, asumir el proceso con decisión y voluntad, y nadie se cura sin amor.  “No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido” – ISAIAS  41,10 DIOS MISMO NOS INVITA A TENER PACIENCIA, ESPERANZA, OPTIMISMO. DEJEMOS QUE DIOS NOS APAPACHE…“Dejemos que nuestro corazón se conmueva con la ternura de Dios; necesitamos sus caricias.  Las caricias de Dios no producen heridas, las caricias de Dios nos dan paz y fuerza, necesitamos las caricias de Dios.” -PAPA FRANCISCO.
 

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