UN AGRADABLE Y DELICIOSO
MOMENTO QUE VIVIMOS LOS HERMANOS…
Ya hacían muchos días que no nos habíamos reencontrado con mis hermanos.
Pero este viernes 27 fue especialmente remarcado por Dios. Era la fecha de
recordación del natalicio de nuestra mamá Geno que ya desde más de 30 años
habita en la Casa Celestial y ya debe haberse reencontrado con su amado Hugo,
nuestro recordado Papito. Una llamada
telefónica el día anterior decidió el momento.
Mi hermana me contaba situaciones de convivencia en la familia que dentro de la cotidianidad de las relaciones
se prestan a diferentes apreciaciones,
y a veces degenera en momentos de
malestar y alejamiento entre los hermanos
que siendo de una misma familia, unidos en el mismo amor de los padres, sólo determina pesar entre todos. Mi hermana sugería cuanto antes la presencia
de los hermanos mayores para reunirnos, dialogar, comprendernos, conciliar
criterios, pero esencialmente, que prevaleciera nuestro amor de hermanos, por
encima de todo mantener la unidad familiar que siempre fue propiciada por
nuestros padres. Y cómo es Dios de
grande, en ese momento, decidimos antes de ello, asistir todos a escuchar misa por el
onomástico de nuestra mami, para que Dios nos ayude a mantener la unidad de la
familia por encima de todo, que nos de luces para actuar movidos sólo por la
ley básica del AMOR … Y así lo hicimos, fuimos a misa, lo que paso fue
sorprendente. En el trayecto a la
Iglesia, vimos un grupo de personas rezando el Vía Crucis en la calle y en otro
lado, un grupo de personas de distinta religión, transmitiendo la Palabra de Dios. Llegamos a la hermosa
Iglesia de nuestros recuerdos de niñez, a la cual asistíamos en compañía de
nuestros padres. Se inicia la
celebración litúrgica, escuchamos unas hermosas melodías que mis hermanos cantaron…En
un primer momento nos leen la lectura de
Ezequiel 18, 21-28 que sobre ella el
sacerdote nos comentaría que si algún defecto se podría encontrar a Dios sería
su FALTA DE MEMORIA PARA NUESTROS PECADOS, porque siempre está dispuesto a
olvidar, perdonar, porque conoce nuestra debilidad, no busca castigarnos sino
que lo amemos, lo escuchemos y le obedezcamos para con ello darnos la
felicidad, Luego la lectura del EVANGELIO según SAN MATEO 5, 20-26, que nos
refirió sobre la reconciliación entre los hermanos, que el tiempo de la
cuaresma es un tiempo especial de gracia en el que Dios derrama de una manera
particular su amor en nuestros corazones, que es un tiempo propicio para
reconciliarnos con Dios, con los
hermanos, incluso con nosotros mismos; es tiempo de perdonar nuestros errores,
de aceptarnos como somos y proponernos o re-proponernos nuevas metas ¿Por qué
no empezar en este período a reconciliarnos entre nosotros, con un profundo
deseo de construir la armonía en nuestros trabajos, escuelas y, sobre todo, en
nuestras familias?.. Terminamos de escuchar la misa, y salimos muy motivados,
felices, porque sentimos que DIOS NOS HABIA HABLADO DIRECTO AL CORAZON DE CADA
UNO DE NOSOTROS Y A TODOS JUNTOS COMO FAMILIA…
Al retornar a mi casa, le contaba a mis hijos lo acontecido, y surgió
una pregunta ¿y asistieron tus hermanos?, yo les respondí la mayoría porque
algunos estaban fuera…y sorprendidos me
dijeron pero algunos son “evangelistas”, y yo les dije.. SI, PERO ERA NUESTRO
ENCUENTRO DE HERMANOS PARA ORAR, Y ES MAS, CANTAMOS JUNTOS, PORQUE ERAN
CANCIONES QUE CONOCIAN Y QUE TAMBIEN SE
CANTABAN EN SUS ENCUENTROS EVANGELICOS….y si bien, al empezar
la misa éramos los hermanos que buscábamos a Dios, al finalizar la misa,
nos sentimos más hermanos, más unidos en nuestros recuerdos de amor, más fortalecidos en nuestro REENCUENTRO CON
JESUS, más bendecidos por su AMOR,
sentimos que nos escuchó, y más, sentímos que nos respondió: “¡ QUE
AGRADABLE Y DELICIOSO ES QUE LOS HERMANOS VIVAN UNIDOS! ES COMO UNGÜENTO PERFUMADO DERRAMADO EN LA
CABEZA…” Salmo133, 1-2 Señor, tú nos invitas a ser un solo cuerpo y un solo
espíritu. Permítenos que tu amor llene nuestras vidas y ayúdanos a proclamar
juntos tu AMOR , juntos como TU FAMILIA DE AMOR.
Una vez escuche decir: "Las notas musicales se juntan y dan una
hermosa melodía"; por qué nosotros no podemos unirnos como esas notas
musicales para solidificar nuestras familias, y construir una sociedad más
justa y más fraterna. Por qué no reunirnos para Alabar juntos al
Único que es digno de toda gloria, conocernos y reconocernos como hermanos en
Cristo y dar testimonio de la obra de Dios en nuestras vidas. ¿Podrían unirse
los católicos y evangélicos? El Papa Francisco y sus antecesores siguen buscando la opción de la unidad. Jesús
hoy nos pide que nos reconozcamos como hermanos tal como El lo hizo, que nuestros
corazones se transforme en fuente de amor vivo y pongamos de nuestra parte para vencernos
y poder decir como Pablo "no vivo yo, es CRISTO quien habita en mí".
Nuestro Papa Francisco nos ha dicho que
“Jesús propone a quien lo sigue la perfección del amor: un amor cuya única
medida es la de no tener medida: de ir más allá de cualquier cálculo. Y la unidad de los Cristianos se alcanzará por obra del Espíritu Santo
El pasado 25 de Enero del 2015, el Papa
Francisco presidió el rezo de las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la
Conversión de San Pablo, como conclusión a la Semana de Oración por la Unidad
de los Cristianos, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la Ciudad de
Roma. En su homilía, el Santo Padre, mencionó que “Jesús es paciente... su
ejemplo alienta a buscar una confrontación pacífica con el otro”, que para
entenderse hay que escucharse y acogerse mutuamente, porque SOMOS HERMANOS,
HIJOS DEL MISMO DIOS PADRE. Debemos reconocer que para llegar a las
profundidades del misterio de Dios, nos necesitamos unos a otros, necesitamos
encontrarnos y confrontarnos bajo la guía de Espíritu Santo, que armoniza la
diversidad y supera los conflictos, reconcilia las diversidades. El Papa
Francisco nos dice que “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros
corazones por el bautismo es la razón más profunda de unidad que une a todos
los cristianos, y que es mucho más grande que las divisiones que se han
producido a lo largo de la historia”. “El amor crece a través del amor”, nos
recuerda Benedicto XVI. “El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios
nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que
supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final
Dios sea «TODO PARA TODOS» (cf. 1Co 15,28)” . “Dios es amor, y quien permanece en el amor
permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16). Ese día de reencuentro con mis hermanos, como en estos momentos,
Dios nos espera porque nos ama y nos
dirá “Con amor eterno te he amado: por
eso prolongaré mi cariño hacia ti” (Jr 31,3). Y SI, AL SALIR DE ORAR, TODOS NOS
SENTIMOS MUY AMADOS POR DIOS…Y ES QUE TODOS…SOMOS UNO, TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS.
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