lunes, 2 de marzo de 2015

SOMOS HERMANOS


UN AGRADABLE Y DELICIOSO MOMENTO QUE VIVIMOS LOS HERMANOS…

Ya hacían muchos días que no nos habíamos reencontrado con mis hermanos. Pero este viernes 27 fue especialmente remarcado por Dios. Era la fecha de recordación del natalicio de nuestra mamá Geno que ya desde más de 30 años habita en la Casa Celestial y ya debe haberse reencontrado con su amado Hugo, nuestro recordado Papito.  Una llamada telefónica el día anterior decidió el momento.  Mi hermana me contaba situaciones de convivencia en la familia que  dentro de la cotidianidad de las relaciones se prestan a diferentes apreciaciones,  y  a veces degenera en momentos de malestar y alejamiento entre los hermanos  que siendo de una misma familia, unidos en el mismo amor de los padres,  sólo determina pesar entre todos.  Mi hermana sugería cuanto antes la presencia de los hermanos mayores para reunirnos, dialogar, comprendernos, conciliar criterios, pero esencialmente, que prevaleciera nuestro amor de hermanos, por encima de todo mantener la unidad familiar que siempre fue propiciada por nuestros padres.  Y cómo es Dios de grande, en ese momento, decidimos antes de  ello, asistir todos a escuchar misa por el onomástico de nuestra mami, para que Dios nos ayude a mantener la unidad de la familia por encima de todo, que nos de luces para actuar movidos sólo por la ley básica del AMOR … Y así lo hicimos, fuimos a misa, lo que paso fue sorprendente.  En el trayecto a la Iglesia, vimos un grupo de personas rezando el Vía Crucis en la calle y en otro lado, un grupo de personas de distinta religión, transmitiendo  la Palabra de Dios. Llegamos a la hermosa Iglesia de nuestros recuerdos de niñez, a la cual asistíamos en compañía de nuestros padres.  Se inicia la celebración litúrgica, escuchamos unas hermosas melodías que mis hermanos cantaron…En un primer momento  nos leen la lectura de Ezequiel 18, 21-28  que sobre ella el sacerdote nos comentaría que si algún defecto se podría encontrar a Dios sería su FALTA DE MEMORIA PARA NUESTROS PECADOS, porque siempre está dispuesto a olvidar, perdonar, porque conoce nuestra debilidad, no busca castigarnos sino que lo amemos, lo escuchemos y le obedezcamos para con ello darnos la felicidad, Luego la lectura del EVANGELIO según SAN MATEO 5, 20-26, que nos refirió sobre la reconciliación entre los hermanos, que el tiempo de la cuaresma es un tiempo especial de gracia en el que Dios derrama de una manera particular su amor en nuestros corazones, que es un tiempo propicio para reconciliarnos con Dios,  con los hermanos, incluso con nosotros mismos; es tiempo de perdonar nuestros errores, de aceptarnos como somos y proponernos o re-proponernos nuevas metas ¿Por qué no empezar en este período a reconciliarnos entre nosotros, con un profundo deseo de construir la armonía en nuestros trabajos, escuelas y, sobre todo, en nuestras familias?.. Terminamos de escuchar la misa, y salimos muy motivados, felices, porque sentimos que DIOS NOS HABIA HABLADO DIRECTO AL CORAZON DE CADA UNO DE NOSOTROS Y A TODOS JUNTOS COMO FAMILIA…

Al retornar a mi casa, le contaba a mis hijos lo acontecido, y surgió una pregunta ¿y asistieron tus hermanos?, yo les respondí la mayoría porque algunos estaban fuera…y  sorprendidos me dijeron pero algunos son “evangelistas”, y yo les dije.. SI, PERO ERA NUESTRO ENCUENTRO DE HERMANOS PARA ORAR, Y ES MAS, CANTAMOS JUNTOS, PORQUE ERAN CANCIONES QUE  CONOCIAN Y QUE TAMBIEN SE CANTABAN EN SUS ENCUENTROS EVANGELICOS….y si bien, al  empezar  la misa éramos los hermanos que buscábamos a Dios, al finalizar la misa, nos sentimos más hermanos, más unidos en nuestros recuerdos de amor,  más fortalecidos en nuestro REENCUENTRO CON JESUS, más bendecidos por su AMOR,  sentimos que nos escuchó, y más, sentímos que nos respondió: “¡ QUE AGRADABLE Y DELICIOSO ES QUE LOS HERMANOS VIVAN UNIDOS!  ES COMO UNGÜENTO PERFUMADO DERRAMADO EN LA CABEZA…” Salmo133, 1-2 Señor, tú nos invitas a ser un solo cuerpo y un solo espíritu. Permítenos que tu amor llene nuestras vidas y ayúdanos a proclamar juntos tu AMOR , juntos como TU FAMILIA DE AMOR.

 CIERTO ES:

Una vez escuche decir: "Las notas musicales se juntan y dan una hermosa melodía"; por qué nosotros no podemos unirnos como esas notas musicales para solidificar nuestras familias, y construir una sociedad más justa y más fraterna.  Por qué no reunirnos para Alabar juntos al Único que es digno de toda gloria, conocernos y reconocernos como hermanos en Cristo y dar testimonio de la obra de Dios en nuestras vidas. ¿Podrían unirse los católicos y evangélicos? El Papa Francisco y sus antecesores  siguen buscando la opción de la unidad. Jesús hoy nos pide que nos reconozcamos como hermanos tal como El lo hizo, que nuestros corazones se transforme en fuente de amor vivo y pongamos de nuestra parte para vencernos y poder decir como Pablo "no vivo yo, es CRISTO quien habita en mí". Nuestro  Papa Francisco nos ha dicho que “Jesús propone a quien lo sigue la perfección del amor: un amor cuya única medida es la de no tener medida: de ir más allá de cualquier cálculo. Y la unidad de los Cristianos se alcanzará por obra del Espíritu Santo

El pasado 25 de Enero del 2015, el Papa Francisco presidió el rezo de las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Conversión de San Pablo, como conclusión a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la Ciudad de Roma. En su homilía, el Santo Padre, mencionó que “Jesús es paciente... su ejemplo alienta a buscar una confrontación pacífica con el otro”, que para entenderse hay que escucharse y acogerse mutuamente, porque SOMOS HERMANOS, HIJOS DEL MISMO DIOS PADRE. Debemos reconocer que para llegar a las profundidades del misterio de Dios, nos necesitamos unos a otros, necesitamos encontrarnos y confrontarnos bajo la guía de Espíritu Santo, que armoniza la diversidad y supera los conflictos, reconcilia las diversidades. El Papa Francisco nos dice que “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el bautismo es la razón más profunda de unidad que une a todos los cristianos, y que es mucho más grande que las divisiones que se han producido a lo largo de la historia”. “El amor crece a través del amor”, nos recuerda Benedicto XVI. “El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea «TODO PARA TODOS» (cf. 1Co 15,28)” . “Dios  es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16). Ese día de  reencuentro con mis hermanos, como en estos momentos,  Dios nos espera porque nos ama y nos dirá  “Con amor eterno te he amado: por eso prolongaré mi cariño hacia ti” (Jr 31,3). Y SI, AL SALIR DE ORAR, TODOS NOS SENTIMOS MUY AMADOS POR DIOS…Y ES QUE TODOS…SOMOS UNO,  TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS.
 
 

 

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