UNA NOCHE DE
ESTRELLAS...LUCES QUE ALUMBRAN EL RECUERDO DE PAPA…
Hoy ví una
estrellita muy lejana que apenas alumbraba..en medio de tanta neblina de Lima,
y me acorde de una noche totalmente diferente, un cielo muy negro en donde
brillaban muchísimas estrellas.. aunque el viento era frío, susurraba en mi
oído un silbido suave…como quien quiere prevalecer un sonido, un ruido blanco con la boca: “sssshhhhh”, como cuando papá me susurraba para que me
quedara quieta, tranquila, reposada. descansando en sus brazos.. con su mano
fuerte, callosa por los trabajos, manos que amaba tanto y que suavemente acariciaban
mi frente… esa misma sensación la reviví en una noche de estrellas, la primera
vez que de noche estaba en Cusco, tierra de mi padre, lugar de sus recuerdos,
espacio de sus vivencias, rincones de su alma.
Era mi primera noche estrellada en su Cusco, y ame ese cielo negro, esa
brisa suave, que me trajo del cielo, las
caricias de mi padre.
Muchísimos
años después de fallecido papá, mi hermano se fue a vivir de joven al Cusco, y
lo que menos hubiera imaginado es que en los Planes del Señor estaba escrito
que ahí se casaría con el amor de su vida, tendría un hermoso hogar y le
nacerían dos hermosos niños. Al tiempo, nos
sorprendió, al nombrar PADRINOS DE
BAUTIZO de su hijito menor a mi hermano mayor y a mí, “un ahijadito cusqueño” y
fue motivo para visitar por primera vez, las raíces de mi padre. No voy a escribir sobre su muerte, ni de lo desconsolada
que me sentí, ni de esos detalles tan íntimos que quizás difícilmente se puedan
referir o interesar. Prefiero escribir sobre cómo su
presencia, marcó mi vida para siempre.
Más sí de un deseo que quedo pendiente con él, y que incluso en las
últimas horas de su partida, la volvió a referir… “juntos, conoceríamos su
tierra cusqueña”... No pudímos hacerlo
físicamente, porque Dios le tenía
reservado otro caminar al cielo, pero este primer viaje fue un encuentro con
recuerdos de AMOR .
Cuantos
recuerdos se me vienen a la mente cada vez que visualizo desde mi corazón, la figura de mi Padre amado, lo dulce de nuestras
conversaciones, sus consejos, sus empujes, todos esos momentos en que él y
yo fuímos uno, donde en silencio, aún
resuenan en mis oídos el “PIANO, PIANO”.
Mi amado Padre, un hombre como
tantos, pero de inigualable sencillez y humildad, de un
corazón grande, espíritu fuerte, pero a la par de una sensibilidad humana
con una vida llena de valores y virtudes.
Era un hombre de palabra, honrado, trabajador, enemigo de la mentira, muy respetado y considerado por todos
aquellos que le conocieron…El arte de sus manos, se traducía en sus obras de
ebanistería, cada una de características
notables que llenaban de admiración a todo quien las observaba, arte de
tallador heredado y perfeccionado, en su andar en la vida, forjando sus sueños,
tallando su vida, nuestras vidas… Tendría
sus defectos, como los tenemos todos,
pero ahora, pasados los años, perdura en nuestro recuerdo todo lo bueno que
hizo, todo su amor por nosotros. “Un hombre que amaba sus raíces, y me enseñó a amarlas. Sus consejos, nunca los dejaré, y sus
ejemplos de amor y bondad, han quedado
grabados en mi ser. Padre amoroso, compañero, amigo y esposo de su Geno, vimos y sentimos el gran amor que los unía,
de sus metas y sueños, de sus triunfos y realizaciones, y también de sus penas
y alegrías… , compartimos tantas cosas, tantos momentos, tantos te quieros, tantos besos recibidos y dados, pero yo creo que
siempre serán insuficientes para toda la vida que estuvimos juntos . Coexistíamos,
y quizás el hecho más especial de mi
vida, es que compartimos el mismo día de cumpleaños, él me decía que yo era su regalo, pero en
realidad.. DIOS ME LO REGALO COMO PADRE…EL MEJOR..EL UNICO INSUSTITUIBLE..
Aquella
promesa pendiente de llevarme a conocer su
tierra cusqueña, se hace presente en la memoria, y se hace realidad en
esa noche, pues estábamos ahí, mirando el mismo cielo que una vez lo alumbrara
quizá con esas mismas estrellas, y sentimos la caricia de la noche que invitaba
al descanso, al sosiego del alma, a la paz...
y ahí en medio de ese silencio estábamos sentados e inevitablemente
afloraron nuestros recuerdos y sentimientos y a través de ellos, la imagen de
nuestro amado e inolvidable HUGO. Conversamos, recordamos, revivimos.. y
despertamos todo aquello que siempre
estuvo ahí, metido en nuestro corazón, muchos recuerdos que apacibles, dormían en
el silencio de la paz que brota del amor sereno, esperanzado... en el
amor compartido por nuestro AMOR A DIOS, y que nos da la certeza que nuestro
amado Papi está ahora en el Corazón de Dios, vive feliz en él, en una nueva
vida, y que por FE, sabemos que más que nunca, unidos en nuestro amor, Dios está en medio de nosotros, en nuestros corazones de padre e hijos, en nuestros corazones de hermanos, ahora, más unidos que nunca. Esa hermosa noche de estrellas, nos reunió a los hermanos en torno a los
recuerdos vividos de nuestro amado Hugo, y sentimos , que sí, esa noche, estuvimos juntos
espiritualmente con papá en su tierra
cusqueña…
CIERTO ES :
Los
recuerdos son imágenes que se quedan en la mente y sentimientos en el corazón; más, sin
son agradables se mantienen muy fuertes
y se constituyen en "RECUERDOS DE
LA VIDA”, nuestros “RECUERDOS DE AMOR”. Nuestros padres nos traen a este mundo y nos
dejan en él regalándonos muchos dones. Nos dan la sabiduría para guíar a
nuestros hijos y a todos aquellos que estén cerca nuestro. Los niños necesitan más que nunca la presencia
y la orientación de los padres en su vida familiar y es
vital el papel que desarrolla un padre
en los años de formación de la vida del niño.
Esta presencia tiene un impacto positivo en principio porque al tenerlo a su lado los niños enfrentan
menos problemas de comportamiento, obtienen mejores resultados académicos y una
mejor posición económica. Una definición del amor paterno estaría dada en la forma que el
padre está presente en la vida de su hijo, ayudándolo con sus necesidades físicas,
emocionales, sociales y espirituales. El compartir tiempo, actividades,
conversaciones y a sí mismo, significa un apoyo constante que los hijos
perciben de forma duradera en sus vidas, y sin disminuir de ninguna forma la
contribución que realizan las madres a la vida familiar. La misión de los Padres se vuelca a EDUCAR a
los hijos, dejarles llegar a ser lo que pueden y quieren
ser. Y para ello necesitan guíar a sus jóvenes hijos a un espacio vital amplio
y libre para alzar sus propios vuelos. La palabra "educar" significa
"conducir afuera": hemos caminado con nuestros hijos de la mano hasta
ahora; pronto estarán a la puerta de la edad adulta, listos para emprender su
propio camino, su propia vida… y el Vivir consiste en construir futuros recuerdos.
El tributo más grande que se puede rendir a los
padres es hacer fructífera nuestra vida de acuerdo al Plan que DIOS nos tiene
soñado para cada uno de nosotros. Así se comprende que viviendo
según la voluntad de Dios los padres atraen las bendiciones celestiales sobre
ellos y sobre toda la casa, y en la
Sagrada Escritura dice: “Así será recto a los ojos del Señor, tu Dios” (Deut. 12, 25).
Cuando muere una persona que queremos, nuestro amor hacia ella permanece intacto y, aunque pasen los años, el amor no muere. Cada hermano tenía una relación diferente con el padre que murió, esto marca una diferenciación en la forma de enfrentar esta pérdida y esto requiere su tiempo. Definitivamente se le extrañara, pero el dolor disminuye con el tiempo y permite que continúes con tu vida y su recuerdo forme parte de tí para siempre, pero poco a poco puedes hacer que deje de ser un recuerdo triste para convertirse en un RECUERDOS DE VIDA, en el que predomine más el amor que sentiste hacia esa persona y lo que te aportó, que el dolor de su pérdida, porque ahora sabemos que goza de la felicidad y paz eterna, y la semilla de fé que dejó en nosotros , los hijos crece día a día más fuerte, y su legado de vida se transforma en RECUERDOS DE AMOR. Tranquila y feliz será la muerte de los padres y madres de familia que forman a sus hijos en la vida cristiana. “Mientras viva, se alegrará de verlo, y a su muerte, no sentirá ningún pesar” (Eclo. 30, 5).
No hay comentarios:
Publicar un comentario