SANA, SANA, COLITA DE RANA, SI NO SANAS HOY, SANARAS MAÑANA...
Caminaba por la calle, y ví una pequeña que corría y en un pequeño descuido tropezó y cayó… su mami se le acercó muy rápido y la alzó, y lo primero que hizo la pequeña llorando fue mostrarle su manito que estaba lastimada, un pequeño golpe, pero suficiente para causarle dolor…La mami cogió su manito y de inmediato le dio un besito y le dijo suavemente: “YA MI HIJITA, SANA , SANA COLITA DE RANA, SI NO SANAS HOY, SANARAS MAÑANA, Y LE DIO OTRO BESITO”…y como arte de magia, la niña se calmó, seco con su manito sus lágrimas y se cogió fuerte de la mano de su mami y siguió caminando…
Este momento me trajo un hermoso momento compartido con mi hijita, en algún momento que al igual sufría una circunstancia de caída , y yo también se lo decía a mis pequeños hijos, y recordé nostálgicamente, que al igual lo escuche muchísimas veces decir a mi mamá o a mi abuelita, y también volví a recordar esas caricias, sobaditas y besos en la zona adolorida que acompañaban a esa palabras…¡cuántos chinchones, raspones y golpes leves fueron “curados” con esa sencilla rima infantil, antigua, heredara, sin un origen determinada, ni autoría manifestada, pero que se utiliza casi en similares palabras en diversos partes de Latinoamérica, o quizás a esta altura, en casi todo el mundo…SANA, SANA COLITA DE RANA…SI NO SANAS HOY SANARAS MAÑANA…
La nostalgia me envuelve al recordar estas escenas, y es cierto que hay algunos momentos que por circunstancias inusuales, me siento adolorida del alma, del corazón, y no encuentro una explicación lógica o válida para ello, o quizás la razón se da, no importa el porqué, sólo que en ese momento cuanto no daría para que alguien me dijera ese bálsamo de amor… SANA, SANA COLITA DE RANA, SI NO SANAS HOY, SANARA MAÑANA… y SÍ, A VECES necesitamos el mismo cariño para curarnos, para eliminar el estrés del día a día, para cuando estamos tristes, para cuando mostramos una cierta fragilidad, cuando no tenemos la misma vitalidad que anteayer, si no conseguimos unos buenos resultados en lo que hacemos, si estamos preocupados, si nos sentimos heridos, lastimados, o si sentimos a nuestros amores heridos , lastimados; si se nos olvida algo importante, si nos equivocamos, si nos volvemos a equivocar, si nos confundimos, si nos aturden… cuando resulta difícil encontrar una mano tendida. Y nos sentimos impotentes ante los súbitos reproches: “pues no entiendo por qué lloras, porque te pones así, que te pasa, ya no eres la misma persona fuerte de antes, no hay ninguna razón válida para que te pongas así, no te entiendo…” Etc., etc. AHH CUAN OPORTUNA ESTARIA ESCUCHAR ESA FRASE...Y SI ANTES DE NIÑA ME LA DECIAN CON TERNURA y CON EL MISMO SENTIR LUEGO YO SE LAS DECIA A MIS HIJOS; AHORA…EN ALGUN MOMENTO, ME GUSTARIA VOLVER A ESCUCHARLA…DE SEGURO QUE ME CAUSARIA EL MISMO EFECTO MAGICO…NOSTALGICAMENTE ME HARIA SONREIR, Y DE SEGURO, CALMARIA EL MOMENTO, ATENUARIA EL DOLOR.
CIERTO ES:
Todo Padre o Madre en la crianza de los hijos ha experimentado la angustiante situación de ver caídas y lastimaduras de nuestros pequeños, y nuestro actuar se da por un lado de correr a alzarlo, atenderlo, darle un abrazo protector y porque no, junto con el legendario “sana, sana colita de rana” brindarles nuestro amor y atención… y la otra posición, decirles que se levanten, que no pasó nada…esto para enseñarles a levantarse por sí mismos… Ambas situaciones son viables sin caer en la sobreprotección o el desinterés, en todo caso, una caída y lastimadura implica muchas sensaciones: dolor, temor, estrés, ansiedad, desequilibrio emocional…(y si no acuerdanse la escena en la película de LA PASION , cuando el niñito Jesús cae y su Mamá María corre con los brazos abiertos para atenderlo… y en otra escena, por similitud, Jesús cargando la cruz, cae y su Madre María corre desesperada para acogerlo…)
La frase suele pronunciarse mientras se acaricia, frota o besa la zona dolorida. Muchas madres han tratado de calmar así el dolor de sus hijos durante mucho tiempo y realmente funciona y la explicación científica se encuentra en los mecanismos del dolor, que refiere que mientras mayor sea la activación de las fibras sensitivas grandes, menos será la sensación de dolor. Por ello, cuando nos damos un golpe tendemos a frotar la zona dolorida, o a meterla debajo de un chorro de agua o a agitarla. Y esto es lo que explicaría por qué funciona el “sana, sana, colita de rana” que las mamis recitan a sus hijos mientras frotan la zona dolorida, cumplen su función de masaje sanador, y en ello, atenuar el dolor, disminuir síntomas asociados al estrés como la aceleración de los latidos, la respiración descontrolada y la tensión muscular, además de contrarrestar la depresión y disminuye los niveles de cortisol (los niveles altos pueden dañar el desarrollo cerebral del infante). Los manuales de Medicina nos refieren que el cortisol es considerado la hormona del estrés pues el organismo la fabrica ante situaciones de emergencia para ayudarnos a enfrentarnos a los problemas. Cuando la situación de estrés es puntual, una vez superada la emergencia los niveles hormonales y los procesos fisiológicos vuelven a la normalidad, pero cuando el estrés es prolongado, como es muy frecuente hoy en día debido al ritmo de vida que llevamos, se disparan en el organismo los niveles de cortisol, y al ser el único proveedor de glucosa del cerebro tratará de conseguirla por diferentes vías, bien sea destruyendo tejidos, proteínas musculares, ácidos grasos y cerrando la entrada de glucosa a los otros tejidos.
Y en sí, no es este conjunto de palabras infantiles, graciosas y ritmicas las que logran su cometido por sí solas, sino, son los gestos, actitudes, sentimientos como el amor y el consuelo que acompaña a esta frase: el saber amar y saberse amado. Algo propio del amor maternal es la protección y cuidado, y lo característico en el amor es el saber consolar en el momento apropiado. De Dios nos viene el Amar y el Consolar, y ello implica una dosis enorme de generosidad, de afecto, de paciencia. Significa olvidarse de uno mismo, entender a quién padece, compartir su tristeza y ayudar en la búsqueda de soluciones. La palabra que sale del corazón y habla al corazón del que sufre tiene un gran poder: conforta, consuela, anima. POR ELLO, esta frase recitada con amor, que sale del corazón cumple su misión oportunamente…
Quien tiene un porqué en la vida, puede sobrellevar casi cualquier cómo. Van a venir los momentos de tensión, de dolor, de estrés, de temor, pero debemos tener siempre presente que el Señor permanece a nuestro lado y dice a cada uno de nosotros: "¡No temas! Esta noche pasará y luego verás la luz de la mañana…y más, en la noche más oscura, siempre habrá una estrella más luminosa…
Este momento me trajo un hermoso momento compartido con mi hijita, en algún momento que al igual sufría una circunstancia de caída , y yo también se lo decía a mis pequeños hijos, y recordé nostálgicamente, que al igual lo escuche muchísimas veces decir a mi mamá o a mi abuelita, y también volví a recordar esas caricias, sobaditas y besos en la zona adolorida que acompañaban a esa palabras…¡cuántos chinchones, raspones y golpes leves fueron “curados” con esa sencilla rima infantil, antigua, heredara, sin un origen determinada, ni autoría manifestada, pero que se utiliza casi en similares palabras en diversos partes de Latinoamérica, o quizás a esta altura, en casi todo el mundo…SANA, SANA COLITA DE RANA…SI NO SANAS HOY SANARAS MAÑANA…
La nostalgia me envuelve al recordar estas escenas, y es cierto que hay algunos momentos que por circunstancias inusuales, me siento adolorida del alma, del corazón, y no encuentro una explicación lógica o válida para ello, o quizás la razón se da, no importa el porqué, sólo que en ese momento cuanto no daría para que alguien me dijera ese bálsamo de amor… SANA, SANA COLITA DE RANA, SI NO SANAS HOY, SANARA MAÑANA… y SÍ, A VECES necesitamos el mismo cariño para curarnos, para eliminar el estrés del día a día, para cuando estamos tristes, para cuando mostramos una cierta fragilidad, cuando no tenemos la misma vitalidad que anteayer, si no conseguimos unos buenos resultados en lo que hacemos, si estamos preocupados, si nos sentimos heridos, lastimados, o si sentimos a nuestros amores heridos , lastimados; si se nos olvida algo importante, si nos equivocamos, si nos volvemos a equivocar, si nos confundimos, si nos aturden… cuando resulta difícil encontrar una mano tendida. Y nos sentimos impotentes ante los súbitos reproches: “pues no entiendo por qué lloras, porque te pones así, que te pasa, ya no eres la misma persona fuerte de antes, no hay ninguna razón válida para que te pongas así, no te entiendo…” Etc., etc. AHH CUAN OPORTUNA ESTARIA ESCUCHAR ESA FRASE...Y SI ANTES DE NIÑA ME LA DECIAN CON TERNURA y CON EL MISMO SENTIR LUEGO YO SE LAS DECIA A MIS HIJOS; AHORA…EN ALGUN MOMENTO, ME GUSTARIA VOLVER A ESCUCHARLA…DE SEGURO QUE ME CAUSARIA EL MISMO EFECTO MAGICO…NOSTALGICAMENTE ME HARIA SONREIR, Y DE SEGURO, CALMARIA EL MOMENTO, ATENUARIA EL DOLOR.
CIERTO ES:
Todo Padre o Madre en la crianza de los hijos ha experimentado la angustiante situación de ver caídas y lastimaduras de nuestros pequeños, y nuestro actuar se da por un lado de correr a alzarlo, atenderlo, darle un abrazo protector y porque no, junto con el legendario “sana, sana colita de rana” brindarles nuestro amor y atención… y la otra posición, decirles que se levanten, que no pasó nada…esto para enseñarles a levantarse por sí mismos… Ambas situaciones son viables sin caer en la sobreprotección o el desinterés, en todo caso, una caída y lastimadura implica muchas sensaciones: dolor, temor, estrés, ansiedad, desequilibrio emocional…(y si no acuerdanse la escena en la película de LA PASION , cuando el niñito Jesús cae y su Mamá María corre con los brazos abiertos para atenderlo… y en otra escena, por similitud, Jesús cargando la cruz, cae y su Madre María corre desesperada para acogerlo…)
La frase suele pronunciarse mientras se acaricia, frota o besa la zona dolorida. Muchas madres han tratado de calmar así el dolor de sus hijos durante mucho tiempo y realmente funciona y la explicación científica se encuentra en los mecanismos del dolor, que refiere que mientras mayor sea la activación de las fibras sensitivas grandes, menos será la sensación de dolor. Por ello, cuando nos damos un golpe tendemos a frotar la zona dolorida, o a meterla debajo de un chorro de agua o a agitarla. Y esto es lo que explicaría por qué funciona el “sana, sana, colita de rana” que las mamis recitan a sus hijos mientras frotan la zona dolorida, cumplen su función de masaje sanador, y en ello, atenuar el dolor, disminuir síntomas asociados al estrés como la aceleración de los latidos, la respiración descontrolada y la tensión muscular, además de contrarrestar la depresión y disminuye los niveles de cortisol (los niveles altos pueden dañar el desarrollo cerebral del infante). Los manuales de Medicina nos refieren que el cortisol es considerado la hormona del estrés pues el organismo la fabrica ante situaciones de emergencia para ayudarnos a enfrentarnos a los problemas. Cuando la situación de estrés es puntual, una vez superada la emergencia los niveles hormonales y los procesos fisiológicos vuelven a la normalidad, pero cuando el estrés es prolongado, como es muy frecuente hoy en día debido al ritmo de vida que llevamos, se disparan en el organismo los niveles de cortisol, y al ser el único proveedor de glucosa del cerebro tratará de conseguirla por diferentes vías, bien sea destruyendo tejidos, proteínas musculares, ácidos grasos y cerrando la entrada de glucosa a los otros tejidos.
Y en sí, no es este conjunto de palabras infantiles, graciosas y ritmicas las que logran su cometido por sí solas, sino, son los gestos, actitudes, sentimientos como el amor y el consuelo que acompaña a esta frase: el saber amar y saberse amado. Algo propio del amor maternal es la protección y cuidado, y lo característico en el amor es el saber consolar en el momento apropiado. De Dios nos viene el Amar y el Consolar, y ello implica una dosis enorme de generosidad, de afecto, de paciencia. Significa olvidarse de uno mismo, entender a quién padece, compartir su tristeza y ayudar en la búsqueda de soluciones. La palabra que sale del corazón y habla al corazón del que sufre tiene un gran poder: conforta, consuela, anima. POR ELLO, esta frase recitada con amor, que sale del corazón cumple su misión oportunamente…
Quien tiene un porqué en la vida, puede sobrellevar casi cualquier cómo. Van a venir los momentos de tensión, de dolor, de estrés, de temor, pero debemos tener siempre presente que el Señor permanece a nuestro lado y dice a cada uno de nosotros: "¡No temas! Esta noche pasará y luego verás la luz de la mañana…y más, en la noche más oscura, siempre habrá una estrella más luminosa…
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