MILAGRO
DE NAVIDAD: PAVO CAMBIADO
En casa mamá alistaba la
cena de la noche buena. En eso entra
papá con un paquete, había terminado un mueble y su cliente, en parte de pago,
le da un pavo pequeño. Mamá lo aderezo
muy rico, lo puso en una bandeja y lo llevaron a la panadería de la esquina de
la casa para que lo horneen. Papá estaba feliz llevando su fuente, daba que
hacer, todos llevaban sus pavos, eran muy grandes todos, el nuestro era muy
chiquito, pero igual la felicidad embargaba a papá, porque sabía que íbamos a
tener una deliciosa cena. Éramos una
familia un poco numerosa, nueve hermanos, muy pequeños y juguetones, cuya
atención estaba dirigida a los juegos,
cada vez se inventaban nuevos juegos, no teníamos televisión, pero si una radio
grande en la que escuchábamos relatos de cuentos. En esas épocas en los programas radiales se
transmitían relatos de cuentos y más en
épocas navideñas, era muy hermoso escucharlos, pues la imaginación volaba, y la mente se deleitaba dibujando
nuestras propias imágenes, mamá nos
tiraba en el suelo una frazada gruesa y con las almohadas que hacían de
cojines, nos sentábamos a escuchar… una que otra vez, tomando nuestra leche, o
alguna mazamorrita que por ahí mamá disfrutaba haciendo...MMmmm ¡¡ OH que recuerdos dulces...la mazamorra de sémola
con leche…TODA UNA DELICIA!!! En fin,
todo perfectamente combinaba para una tarde perfecta en calor de hogar. Y aún más ese día, DIA DE
LA NOCHEBUENA… “NOCHE DE MILAGROS NAVIDEÑOS”.
Pasaron rápidamente las
horas, mamá siempre ocupada, iba y venía preparando las cosas, atendiendo a los
más pequeñitos de la casa, lavando, planchando y alistando nuestra ropa para la
noche, bañándonos uno a uno, y luego vestirnos…y YA…TODO LISTO… Y ahí, mi mami se acordó ¡¡EL PAVO; hay que recogerlo!!! ..ASÍ que presuroso salimos con papá a
recogerlo a la panadería. Cuando llegamos, ya estaba con media puerta cerrada,
y el dueño, muy amigo de mi papá le
esperaba… “Don Hugo, le estaba esperando para cerrar, es NOCHEBUENA y debo
estar con la familia”… y saca del horno, el pavo, era el único que quedaba…y
se lo da a mi papá. Y para nuestra sorpresa, EL PAVO ERA MUY GRANDE, ni
modo que el horno lo infle, así que papá sorprendido le dijo que había ocurrido
una confusión porque el nuestro era más pequeño, y si bien la fuente era la misma,
ALGUIEN POR ERROR SE HABIA LLEVADO NUESTRO PAVO PEQUEÑO... Su amigo le dijo, no
creo Don Hugo porque ya me lo hubieran reclamado hace rato, y no he tenido
ninguna llamada…así, que ¡¡ NI MODO, LLEVESELO NO MAS, Y QUE LO DISFRUTEN EN
FAMILIA”, y cuando estábamos por irnos,
nos regaló por Navidad un Molde de Pan... y regresamos muy felices a casa, y sí,
lo disfrutamos mucho...FUE UN MILAGRO DE NAVIDAD... Por muchos años no comprendí ni le di valor a
este hecho, pero luego en el tiempo, me pregunto si habrá sido realmente una
confusión, o sí este amigo dueño de la panadería movido por el espíritu de
navidad nos regaló un delicioso festín, o efectivamente EL PAVO SE INFLO…
jajajaja…al final lo que resulto fue una noche de delicias compartidas en
familia, en una noche milagrosa de NOCHEBUENA…
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