Estábamos pasando una dulce tarde, y nos detuvimos para tomar unos jugos, y en eso observo un detalle que tenía mi hija alrededor de su cuello:
Un bonito choker clásico (terciopelo con
un aplique) que han vuelto esta temporada y que mi hija lo compro de una tienda
de bijoutiere Y recordé que “en mis tiempos” de adolescente
lo usaban mucho y era parte de la tendencia de la época…y sonriéndole le conte que me lo había confeccionado con una
cinta de terciopelo y un corazón de piedritas de fantasía.
Y en ese instante, se me presentaron en la mente imágenes ya olvidadas de un episodio pasado, y sin quererlo se me hizo un nudo en la garganta, y me cayeron unas lágrimas… Entonces recordé…”tendría unos doce años, visitaba a unos tíos y mi prima un poco mayor, se me acercó, vio mi gargantilla y me pidió probársela porque en la noche iba a salir a una fiesta… y que se la diera, a cambio me dio un polo rosado que me gusto y me lo puso. Estuve un rato con ellos y luego regrese a mi casa con el polo puesto y le conté a mi mamá de lo acontecido. Estábamos aun conversando , cuando a los minutos llega mi tía con su otra hija a pedirme le devuelva el polo porque era de la otra hermana (a escondidas lo había tomado sin consentimiento de su hermana), que la prima había hecho mal en darme algo que no era suyo y entre las hermanas se había originado una discusión …Mi mamá las escuchaba, yo miraba asustada, confundida sin entender bien, entonces mi mamá me miró y sin más, me fui al cuarto a sacármelo , detrás venía mamá, me abrazó y me dijo, no te preocupes ni te sientas mal, es un tema que deben resolverlo ellos ( las hermanas), no dejes que te afecte este actuar de una de ellas, sólo, “QUE YA NO REGRESES A ESA CASA”. No volvimos a hablar de este tema, no me devolvieron mi choker…no regrese y no recuerdo si les volví a ver, lo olvide y después de más de 40 años...LO VOLVI A RECORDAR esa tarde. Ahora comprendo que a pesar del mal momento que vivió mi mamita en esa circunstancia, lo que más vi en su mirada fue una luminosidad de confianza, eran fuertes los lazos emocionales que nos unían y me regalo una hermosa lección, aprendí a desarrollar mi autoestima y relacionarla con la experiencia de la vida. Mi hijita me abrazo y me dijo, ¡Oh mamita, que pena que lo recordaras, pero ya paso, CRECISTES..!!! ¡¡Ahora YA ESTAS CON NOSOTROS!!.. ¡¡vamos a tomar nuestro jugo y a disfrutar la tarde!!
Y en ese instante, se me presentaron en la mente imágenes ya olvidadas de un episodio pasado, y sin quererlo se me hizo un nudo en la garganta, y me cayeron unas lágrimas… Entonces recordé…”tendría unos doce años, visitaba a unos tíos y mi prima un poco mayor, se me acercó, vio mi gargantilla y me pidió probársela porque en la noche iba a salir a una fiesta… y que se la diera, a cambio me dio un polo rosado que me gusto y me lo puso. Estuve un rato con ellos y luego regrese a mi casa con el polo puesto y le conté a mi mamá de lo acontecido. Estábamos aun conversando , cuando a los minutos llega mi tía con su otra hija a pedirme le devuelva el polo porque era de la otra hermana (a escondidas lo había tomado sin consentimiento de su hermana), que la prima había hecho mal en darme algo que no era suyo y entre las hermanas se había originado una discusión …Mi mamá las escuchaba, yo miraba asustada, confundida sin entender bien, entonces mi mamá me miró y sin más, me fui al cuarto a sacármelo , detrás venía mamá, me abrazó y me dijo, no te preocupes ni te sientas mal, es un tema que deben resolverlo ellos ( las hermanas), no dejes que te afecte este actuar de una de ellas, sólo, “QUE YA NO REGRESES A ESA CASA”. No volvimos a hablar de este tema, no me devolvieron mi choker…no regrese y no recuerdo si les volví a ver, lo olvide y después de más de 40 años...LO VOLVI A RECORDAR esa tarde. Ahora comprendo que a pesar del mal momento que vivió mi mamita en esa circunstancia, lo que más vi en su mirada fue una luminosidad de confianza, eran fuertes los lazos emocionales que nos unían y me regalo una hermosa lección, aprendí a desarrollar mi autoestima y relacionarla con la experiencia de la vida. Mi hijita me abrazo y me dijo, ¡Oh mamita, que pena que lo recordaras, pero ya paso, CRECISTES..!!! ¡¡Ahora YA ESTAS CON NOSOTROS!!.. ¡¡vamos a tomar nuestro jugo y a disfrutar la tarde!!
ES CIERTO:
Ha pasado el tiempo,” No cambié, sólo aprendí, y
aprender no es cambiar, es crecer”. “La vida sólo puede ser comprendida mirando
hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante” ( Søren Kierkegaard )
“No sufro de amnesia, sólo me acuerdo de lo bonito, de lo que quiero acordarme.
Se llama memoria selectiva y es muy saludable tenerla” (Mario Benedetti). Estas son unas valiosas frases que nos ayudan
a entender por qué a veces se nos vienen unas circunstancias olvidadas, unos
recuerdos involuntarios que despiertan nuestra nostalgia. Se dice que la nostalgia es un recuerdo agridulce, una felicidad triste. Recordé a mi mamita, y si bien la asocie a un
momento circunstancial, este recuerdo me hizo valorar la hermosa relación de amor
que nos une aún más allá, en su hábitat celestial. La formación que me brindó propició el
desarrollo de mi autoestima. Es un continuo aprendizaje y la vida nos ayuda a
desarrollarla constantemente. La relación que
tenemos con todo lo que nos rodea, algunas circunstancias y formas de ser de
personas que digan o hagan pueden queriendo o no, hacernos sentir mal. Pero el poder de cómo
evitar que logre afectarnos o cambie nuestro sentir está en nosotros, en ese
escudo que es nuestra AUTOESTIMA.
Entender los comportamientos de otros, asumiendo nuestra actitud, actuando con
respeto a nosotros mismos y a los demás,
rodearnos de un entorno afectivo y emocional sano. En una oportunidad, escuche decir “La familia
es el espejo en el que nos miramos para saber quiénes somos, mientras vamos
construyendo nuestro propio espejo; el eco que nos dice cómo actuar con los
demás para evitar que nos lastimen”. Mi
madre me dio la vida y me dio las pautas para valorarla, me hizo comprender que
todas las madres crían con amor con los recursos que tienen a su alcance. Hoy con mi caminar de madre y en mi andar de
hija, siento que mi mamá sin saberlo me crió con apego, como yo lo hago, con el
corazón y resultado de ello, encontré un equilibrio entre la vida personal y
familiar. Ahora estoy donde me siento
feliz, estoy con mi esposo y mis hijos…estoy con mi familia. Estoy con ellos…en
su corazón y ellos, en el mío.